lunes, 25 de julio de 2016

Centro de la consciencia.

Como centro virtual de la consciencia, el yo es innato, pero como centro real y efectivo debe su condición a esas colisiones entre el cuerpo psico-físico y un entorno ambiental que exige respuesta y adaptación. Una cantidad moderada de conflicto con el ambiente y cierta frustración son por consiguiente según Jung, las mejores condiciones para el crecimiento del yo.
Sin embargo, semejantes colisiones pueden ser catastróficas y ocasionar daños graves en la psique. En esos casos el yo incipiente no se refuerza sino que se lesiona y se traumatiza con tal gravedad que su ulterior funcionamiento queda radicalmente alterado. El abuso infantil y los traumas sexuales en la infancia son un ejemplo de esas catástrofes psíquicas. Es frecuente que a partir de allí el yo resulte permanentemente deteriorado en sus registros psíquicos inferiores. Es probable que pueda funcionar normalmente desde el punto de vista cognitivo, pero en sus partes menos conscientes el torbellino emocional y la ausencia de estructura cohesiva crean trastornos graves de carácter y tendencias a la disociación. Un yo así no es solamente vulnerable de una manera normal,<< todos los egos son vulnerables>> este será un yo frágil y defensivo en exceso, un yo que se fragmenta bajo condiciones de presión y por tanto tendrá tendencia a recurrir a defensas primitivas, muy poderosas, para aislarse del mundo y protegerse contra intrusiones y posibles daños. Individuos así no pueden confiar en otros. Paradójicamente, también los demás y la vida misma con frecuencia le abandonan y decepcionan profundamente. Paulatinamente, estas personas se van aislando de su ambiente, al que perciben como una abrumadora amenaza y viven sus vidas en un retraimiento defensivo. S Murray.


Facebook: Sebastián Segui (Psicología)


desplegar@hotmail.com




No hay comentarios.:

Publicar un comentario