Autoimagen dañada
Carol había interiorizado la imagen de sí misma que le había transmitido el padre: la de un ser humano indigno y repulsivo. Como resultado de ello, la mayor parte de su vida adulta había estado dedicada a una infructuosa búsqueda del amor que su padre le había negado de niña. Carol escogía a hombres crueles, agresivos o distantes -como su padre- y procuraba obtener de ellos el amor que él jamás le había dado. Si esperaba que el padre o los hombres que escogía para reemplazarlo -le expliqué- la hicieran sentirse a gusto consigo misma, estaba supeditando a ellos su autoestima. No se necesitaba ser un genio para comprender cuán destructiva había sido aquella influencia. Carol tenía que recuperar el control de su autoestima, enfrentándose con las creencias negativas que el padre había sembrado en ella cuando niña. Durante los meses siguientes llegó, poco a poco, a darse cuenta de que su autoestima no estaba perdida: simplemente, la estaba buscando donde no correspondía. SUSAN FORWARD
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