avergonzado. El control de mis esfínteres debió de ser una pesadilla. Durante años, he temido ir a un baño en donde alguien pueda enterarse de lo que estoy haciendo. Cuando era niño, pedía a los miembros de mi familia que no entraran en el baño conmigo, y me encerraba. Ésta no es una actitud instintiva normal. Siempre hacía correr el agua en el inodoro para que nadie me oyera orinar. Para vaciar el intestino, hubiera deseado contratar una banda de música. Pensaba que mi cuerpo era malo, o cuando menos sucio. Mi tradición religiosa veía la vida humana como un valle de lágrimas. JOHN BRADSHAW
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