Por lo tanto, nunca me amé a mí mismo verdaderamente como hombre.
En mi adolescencia me relacionaba con otros muchachos que no tenían padre. Tomábamos bebidas alcohólicas y nos divertíamos con prostitutas para demostrar nuestra hombría. De los quince a los treinta años, bebí y también consumí drogas. En 1965 dejé de tomar y de consumir drogas. No obstante, conservé mi conducta
adictiva. Fumaba, trabajaba y comía compulsivamente. JOHN BRADSHAW
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