Por un lado, los bloqueos mentales son nuestros «amigos» porque nos protegen del dolor y nos permiten ahuyentar los miedos del pasado.
Por otro lado, también pueden revelarse como enemigos porque, precisamente, nos obsequian con la ceguera emocional y nos impulsan, por lo tanto, a dañar a los demás y a nosotros mismos.
Para no tener que notar el miedo y el dolor del niño apaleado, renunciamos al conocimiento optimista, nos dejamos captar por sectas, nos quedamos en las mentiras, creemos que los hijos necesitan palizas, etc. Alice Miller
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