La verdad permite abrirnos a la sanación, es el primer paso, no negar y tapar permite drenar (la perversión se construye en la mentira y la negación de la crueldad sufrida), si permitimos la expresión de las emociones, por parte de los niños,en el ámbito de las familias, los errores que nosotros repetimos en la cadena familiar pueden repararse durante la infancia de nuestros hijos y de esta manera el sistema evoluciona a una mayor nutrición conjunta. Si nos equivocamos nos equivocamos, no pongamos la mugre debajo de la alfombra, mostremos nuestras limitaciones y permitamos la crítica sincera, eso seguramente les dará confianza a nuestros hijos, confianza en su verdadera y auténtica manera de ser. Y por sobre todo sigamos siendo padres presentes, con nuestras limitaciones también.
Los errores no son para castigarnos como antaño lo hicieron, los errores son la llave del aprendizaje, esa equivocación abre, al ver, es la consciencia que se da cuenta de algo a tener en cuenta para crecer. Podemos equivocarnos, reconocerlo, tolerar la crítica , seguir amando. La ternura nada tiene que ver con la dureza y la frialdad. La ternura invita al contacto.
Los errores no son para castigarnos como antaño lo hicieron, los errores son la llave del aprendizaje, esa equivocación abre, al ver, es la consciencia que se da cuenta de algo a tener en cuenta para crecer. Podemos equivocarnos, reconocerlo, tolerar la crítica , seguir amando. La ternura nada tiene que ver con la dureza y la frialdad. La ternura invita al contacto.
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