Naturalmente, la persona viene al mundo con una historia, la de los nueve meses situados entre la concepción y el nacimiento, y posee, por supuesto, un sello genético heredado de sus padres y su familia. Se supone que la combinación de ambos aspectos deberá ser decisiva en su temperamento, sus inclinaciones, sus dotes y sus aptitudes. Sin embargo, la formación del carácter dependerá de si al principio de su vida, e incluso ya en el seno materno, la persona recibe dedicación, protección, ternura y comprensión o bien rechazo, frialdad, incomprensión e indiferencia, cuando no crueldad. Alice Miller
Facebook: Sebastián Segui (Psicología)
desplegar@hotmail.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario