Carol -la joven a quien su padre maltrataba verbalmente insistiéndole en que olía mal- había hecho progresos notables durante la terapia. Había llegado a hacerse valer mucho más, tanto en su vida personal como en la profesional, e iba camino de convertirse en experta en comunicación no defensiva. Pero cuando empezó a establecer contacto con su dolor, se quedó atónita al comprobar la profundidad e intensidad de sus sentimientos: Me siento como si estuviera de duelo. Cuando pienso en la niña buena y dulce que fui, y en lo horriblemente que me maltrató mi padre, y en cómo se lo permitía mi madre, todavía no puedo creérmelo. ¡Y me hace sentir tan triste, por más que sepa que la culpa no era mía! ¿Por qué mi padre tuvo que hacerme sufrir tanto? Tan pronto lloro por aquello como me indigno. El proceso de duelo lleva consigo el.shock, la rabia, la incredulidad y, como cabe esperar, la tristeza. A veces parecerá que la tristeza jamás se acaba. Uno llega a sentirse como si jamás fuera a dejar de llorar; puede llegar a estar preocupado por su duelo, incluso puede sentirse avergonzado de el. SUSAN FORWARD
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