Por desdicha, la realidad no está, generalmente, a la altura del ideal. La bebida, la negación y la deformación de la realidad son actividades que con frecuencia se mantienen hasta la muerte de uno de los progenitores, o de ambos. Muchos hijos adultos de padres alcohólicos se aferran a esa esperanza de que su vida familiar se convertirá mágicamente en el cuento de hadas con final feliz y todo, pero para lo único que puede servir esta esperanza es para encaminarlo a uno a una estrepitosa caída.
Así lo descubrió Glean, de manera particularmente dolorosa: Hace más o menos un año, papá me dijo por primera vez que me quería. Yo le di un abrazo y se lo agradecí, pero, no sé por qué, eso no me compensó todos los años en que me estuvo diciendo que yo era una mierda.
Glenn consiguió finalmente su tan esperado «te amo», pero no era suficiente, lo dejó con una sensación de vacío. Era pura verbalización, sin acción. Su padre seguía bebiendo. El error de Glenn era que estaba esperando que el padre cambiara.
Si usted es hijo adulto del padre o una madre alcohólica, la clave para hacerse cargo del control de su vida es recordar que usted puede cambiar sin que sus padres cambien. Su bienestar no tiene por qué depender de sus padres; usted puede superar los traumas de su niñez y el poder que éstos tienen sobre su vida de adulto, aunque sus padres sigan siendo exactamente como han sido siempre. Basta con que usted se comprometa a hacer el trabajo. SUSAN FORWARD
Así lo descubrió Glean, de manera particularmente dolorosa: Hace más o menos un año, papá me dijo por primera vez que me quería. Yo le di un abrazo y se lo agradecí, pero, no sé por qué, eso no me compensó todos los años en que me estuvo diciendo que yo era una mierda.
Glenn consiguió finalmente su tan esperado «te amo», pero no era suficiente, lo dejó con una sensación de vacío. Era pura verbalización, sin acción. Su padre seguía bebiendo. El error de Glenn era que estaba esperando que el padre cambiara.
Si usted es hijo adulto del padre o una madre alcohólica, la clave para hacerse cargo del control de su vida es recordar que usted puede cambiar sin que sus padres cambien. Su bienestar no tiene por qué depender de sus padres; usted puede superar los traumas de su niñez y el poder que éstos tienen sobre su vida de adulto, aunque sus padres sigan siendo exactamente como han sido siempre. Basta con que usted se comprometa a hacer el trabajo. SUSAN FORWARD
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