Una sociedad pensada para los niños
Nuestros niños vienen al mundo esperando encontrarlo seguro y bondadoso. Con toda la confianza de sus corazones esperan que los adultos los aprecien, que van a disfrutar de su compañía, que los van a tratar con bondad y que les darán asistencia cuando la necesiten. Desdichadamente, han llegado a un mundo que aún no responde a esas expectativas. Tienen padres rendidos que deben trabajar todo el tiempo. Tienen maestros agobiados por el gran número de niños que compiten por su atención. La batalla contra el maltrato que sufren no es algo nuevo para los adolescentes. Durante más de una década, muchos de ellos siendo niños, han vivido la experiencia diaria de no ser suficientemente valorados por los adultos y la sociedad. Esto cobra mayor significado cuando son los mismos padres los que no los comprenden o no les dan el espacio suficiente para expresar sus opiniones y deseos. Se les ha criado, pero al mismo tiempo muchas veces se les ha hecho a un lado. P. Wipfler
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