Víctor Frankl, dos mil años después que Ovidio, ilustra el concepto de la necesidad esencial de expresar nuestros sentimientos en su historia sobre un compañero sobreviviente del campo de concentración. Las condiciones de vida en el campo les causaron un severo hinchamiento de pies, haciendo imposible a los prisioneros el ponerse las botas antes de ir a trabajar. Únicamente un prisionero fue capaz de hacerlo. Cuando Frankl le preguntó cómo había logrado deshacerse del edema, respondió, “Lo he hecho a base de lágrimas”. Como Frankl explica, “No había necesidad de sentirse avergonzado de las lágrimas, ya que éstas son reflejo del más grande coraje, el coraje de sufrir”
Para los adultos de las familias narcisistas, el concepto de reconocer y validar los propios sentimientos es a menudo suprimido en la experiencia familiar. La habilidad de comunicar apropiadamente los sentimientos se vuelve entonces una tarea monumental: cómo puedo verbalmente comunicar aquello que no puedo reconocer internamente? Si no se nos ha enseñado que tenemos el derecho a sentir, entonces tampoco sabemos cómo comunicar los sentimientos en una manera directa y asertiva. S Donaldson-Pressman, R M. Pressman
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