viernes, 5 de febrero de 2016

Para empezar a caminar hay que dejar de gatear, por cómodo que sea, o por bien que lo hagamos.

Sólo aquel que sea capaz de soltar lo que ha alcanzado, verá que ante él se abren continuamente posibilidades.
Simplemente está ahí, como por milagro. Basta con abandonarse a ella con confianza. El hombre volverá a vivir esa experiencia de dicha y de asombro cautivante, siempre que al sentirse impotente ante una situación comprometida, le venga de repente, y sin saber por qué, un sentimiento de poderío interior, sentimiento que se hace presente si tiene el coraje de “soltar” esa tensión que le crispa la parte alta del cuerpo y que caracteriza a un Yo inquieto, al acecho siempre de seguridad, conocedor sólo del poder de la voluntad.(hay una fuerza que nos impulsa a desarrollarnos, para mí la resiliensia es innata todos tenemos ese potencial) K.G. Durckheim

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