Estos sentimientos derivan en gran medida de que los hijos de tales padres se culpan -consciente o inconscientemente- a sí mismos de los malos tratos que reciben. Para un niño indefenso y dependiente es más fácil sentirse culpable de haber hecho algo «malo», que atrae sobre el la cólera de papá, que aceptar el hecho aterrador de que no se puede confiar en papá, el protector.
Cuando esos niños llegan a la edad adulta, siguen soportando esa carga de inadecuación y culpa, que les hace enormemente difícil llegar a tener una imagen positiva de sí mismos. La falta de una autovaloración positiva y de confianza en sí mismos que de ello resulta, puede entonces teñir todos los aspectos de su vida. SUSAN FORWARD
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