Al “practicar” el ejercicio de “asentarse” (enraizarse en el hara o centro ) es como si uno viera preparado una buena comida y una buena cama. Sólo que el buen cocinero y el buen colchón están en nosotros mismos. Al practicar el “asentarse” es como si, en verano, se sintiera la brisa de un viento fresco y agradable, o como si, en invierno, se estuviera sentado junto a un buen fuego. Pero, una vez más, el viento fresco y la chimenea, están en nosotros mismos. Osaka.
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