martes, 7 de abril de 2015

El padre ausente....herida emocional de abandono.




Lenta y dolorosamente, empecé a afrontar la rabia y el dolor que sentía por mi alcohólico y abusivo padre que nunca estaba cuando lo necesitaba. Aunque me había convencido a mí mismo de que no me importaba, lo odiaba. Intentaba hacer todo justo al contrario de cómo lo había hecho él, y hacía todo lo posible para no ser como él. Lo cierto es que, en muchos aspectos, ambos éramos uno solo y el mismo. Noté que una nueva energía estaba creciendo y manifestándose por primera vez: una energía masculina que al principio sería muy extraña e incómoda. Empecé a fijarme más en mi cuerpo, pero no de forma narcisista, sino más bien prestando atención a los pequeños dolores y la tensión. Una profunda tristeza comenzó a apoderarse de mí al darme cuenta de que no había sido consciente de mi cuerpo desde la infancia. La rabia estaba emergiendo, lo cual era muy aterrador y muy necesario. John lee
Podemos repetir como adultos la conducta de abandono sufrida en nuestra infancia hacia nuestros hijos, nuestra pareja, nosotros mismos, e incluso realizar las mismas conductas adictivas que nuestro padre tenía, identificándonos con él. Es una manera de salvar e idealizar a un padre que se ausentó ,desde sus propias heridas no resueltas, también él fue abandonado antes. Nos abandonamos y destruimos y así no cuestionamos al padre sino que somos nosotros los que estamos mal, justificamos así el abandono, nos decimos que nos abandonó por nuestra culpa, somos malos, feos, poco merecedores de amor, hicimos muchas cosas mal,nos cargamos todo el peso y no vemos que un niño es víctima y nunca es responsable. A menos claro que maduremos y enfrentemos el dolor guardado y su verdad, en ese caso la idealización cae y aparece todo, todo, todo el dolor...... luego experimentamos quienes somos realmente.


Facebook: Sebastián Segui (Psicología)
desplegar@hotmail.com

No hay comentarios.:

Publicar un comentario