Y les han causado (y me han causado) un dolor considerable.
Ningún padre o madre puede estar siempre emocionalmente accesible. Es perfectamente normal que los padres les griten en ocasiones a sus hijos, y la mayoría de ellos alguna vez -sólo alguna- les sientan la mano.
(no significa que sea una buena conducta amorosa, para nada, es una descarga de frustración personal!)
Crees, que estos fallos los convierten en padres crueles o indeseables?
Evidentemente, no. Al fin y al cabo, los padres son humanos, y tienen montones de problemas. Y la mayoría de los niños pueden superar algún que otro estallido de cólera, siempre que normalmente reciban todo el amor y la comprensión necesarios para contrarrestarlos. (hay una diferencia fundamental y es que al cometer errores podemos darnos cuenta, prestar atención al sufrimiento en nuestros hijos y cambiar, reconociendo los errores, hablando del tema abiertamente, permitiendo la crítica y las emociones en todos, sí,en todos los miembros de la familia sin exclusión ) (también hay que tener presente que determinadas conductas violentas son muy dañinas y es preferible pedir ayuda lo antes posible)
Pero hay muchos padres cuyas pautas de comportamiento negativas son constantes y se convierten en una influencia dominante en la vida de un niño. Éstos son los padres a los que nos referimos, los padres que dañan a sus hijos.
Cuando buscaba una expresión para designar lo que tienen en común estos padres que dañan, la idea que me acudía insistentemente a la cabeza era la de un tóxico. Como una toxina química, el daño emocional infligido por padres así va impregnando todo el ser de su hijo, y a medida que el niño crece, también crece el dolor. No se me ocurre mejor palabra que tóxico* para designar el efecto de «esos» padres que sin pausa infligen traumas a sus hijos, maltratándolos y denigrándolos, y que en la mayoría de los casos siguen haciendo lo mismo cuando los hijos ya son mayores. S.FORWARD
(no significa que sea una buena conducta amorosa, para nada, es una descarga de frustración personal!)
Crees, que estos fallos los convierten en padres crueles o indeseables?
Evidentemente, no. Al fin y al cabo, los padres son humanos, y tienen montones de problemas. Y la mayoría de los niños pueden superar algún que otro estallido de cólera, siempre que normalmente reciban todo el amor y la comprensión necesarios para contrarrestarlos. (hay una diferencia fundamental y es que al cometer errores podemos darnos cuenta, prestar atención al sufrimiento en nuestros hijos y cambiar, reconociendo los errores, hablando del tema abiertamente, permitiendo la crítica y las emociones en todos, sí,en todos los miembros de la familia sin exclusión ) (también hay que tener presente que determinadas conductas violentas son muy dañinas y es preferible pedir ayuda lo antes posible)
Pero hay muchos padres cuyas pautas de comportamiento negativas son constantes y se convierten en una influencia dominante en la vida de un niño. Éstos son los padres a los que nos referimos, los padres que dañan a sus hijos.
Cuando buscaba una expresión para designar lo que tienen en común estos padres que dañan, la idea que me acudía insistentemente a la cabeza era la de un tóxico. Como una toxina química, el daño emocional infligido por padres así va impregnando todo el ser de su hijo, y a medida que el niño crece, también crece el dolor. No se me ocurre mejor palabra que tóxico* para designar el efecto de «esos» padres que sin pausa infligen traumas a sus hijos, maltratándolos y denigrándolos, y que en la mayoría de los casos siguen haciendo lo mismo cuando los hijos ya son mayores. S.FORWARD
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