viernes, 20 de noviembre de 2015

Las buenas relaciones son intensas y nos transforman.

Si aman a sus hijos,los padres deben (quizás de forma moderada y solícita, pero también enérgicamente) hacerles frente y criticarlos de vez en cuando, pero deben permitir también que sus hijos los censuren y se enfrenten a ellos. Del mismo modo, los cónyuges que se aman deben enfrentarse entre ellos si pretenden que su relación cumpla la función de impulsar el mutuo desarrollo espiritual. 
Ningún matrimonio puede considerarse verdaderamente feliz si marido y mujer no son cada uno los mejores críticos del otro.
La confrontación basada en el amor es una parte importante de todas las relaciones humanas que tienen éxito y sentido. Sin este elemento, la relación fracasa o es superficial. M. Scott Peck



Facebook: Sebastián Segui (Psicología)


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