lunes, 30 de noviembre de 2015

La violencia es aprendida a través del cuerpo

Urge que esta «transmisión hereditaria» de la destructividad de una generación a la siguiente sea sustituida por una toma de conciencia emocional. Una persona que abofetea, golpea u ofende conscientemente a otra sabe que está haciéndole daño, aunque no sepa por qué lo hace. ¡Pero cuántas veces no se han dado cuenta nuestros padres —ni nosotros mismos frente a nuestros hijos— de lo profunda, dolorosa y duradera que podía ser la herida que infligíamos al Yo embrionario de nuestros hijos!
Es una gran suerte que nuestros hijos lo adviertan y puedan decírnoslo, que nos den la oportunidad de ver nuestras omisiones y nuestros fallos y de pedir disculpas. Entonces les será posible desechar las cadenas del poder, la discriminación y el desprecio que vienen transmitiéndose de generación en generación. No tendrán ya necesidad de defenderse de la impotencia ante el poder cuando su impotencia temprana y su rabia se conviertan en vivencia consciente Alice Miller



Facebook: Sebastián Segui (Psicología)


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