Pero, aunque pocos se atreverían a negar que el miedo prolongado, sin reacción, es destructivo, son millones quienes prefieren permanecer fieles a él. Tal vez hayan olvidado o nunca hayan aprendido que el miedo no es una emoción como la tristeza o la felicidad, las cuales pueden durar más tiempo.(las experiencias reiteradas de miedo y terror en la infancia dejan como secuela un estado permanente de miedo, tensión, ansiedad, un parloteo mental que intenta anticipar los peligros y obviamente al ser un estado disfuncional no consigue el resultado y nos hace más frágiles sin pretenderlo) (luego creemos que es un estado constante o emoción normal)
No es un estado, como la ansiedad. El verdadero miedo es una señal de supervivencia que suena sólo en presencia del peligro. (las experiencias traumáticas reprimidas nos hacen conectar experiencias actuales que generan miedo con el pasado sin saberlo conscientemente y nos llevan a reacciones que no entendemos) (Recuperar los sentidos y las emociones es el camino hacia la confianza en los propios recursos ) Pese a todo, el miedo injustificado ha asumido un poder sobre nosotros que no mantiene sobre ninguna otra criatura de la Tierra.[…]
(Las personas que vivimos experiencias de miedo reiteradas en épocas tempranas necesitamos liberar esas emociones y los recuerdos asociados para poder encontrar un estado mental de calma y confianza en nuestras emociones como indicadores y sobre todo con la posibilidad de elegir)
El problema no obstante, es que si uno está asustado de todo el mundo a todas horas, no reservamos ninguna señal para los momentos en que el miedo es necesario de verdad.(la falta de confianza en nosotros es la expresión de ese estado) (el miedo suele ser muy incómodo y por eso lo negamos rápidamente o lo racionalizamos, más, los miedos vividos en la infancia, en un momento de extrema vulnerabilidad y riesgo físico-psicológico.
Las preocupaciones son constructivas, mientras que mantenerse en un estado de miedo es destructivo. Además, puede llevar a un estado de pánico, y el pánico en sí mismo normalmente es más peligroso que el resultado que se teme. (salir del circuito del miedo constante lleva tiempo, es en algún aspecto una droga que nos mantiene atados a un sin fin de preocupaciones y ansiedad) Gavin de Becker
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