El niño espera, natural e inconscientemente que el mundo concuerde con sus sentimientos ¨ originales ¨.Y cuando las figuras-claves de su primera infancia no le han decepcionado, su Yo (yoes) crece armoniosamente en su forma justa. Este logro se consigue al no haberse apartado del SER el habitáculo del Yo, permaneciendo así en contacto permanente con El. De ahí se desprende una actitud del hombre, de todo él, con respecto a la vida, lo que permite que al llegar a la juventud, conserve la confianza original en sí mismo, a pesar de las resistencias y los fracasos con los que pueda encontrarse.
Por el contrario, si durante la primera infancia el hombre ha sido agredido en sus sentimientos ¨ originales ¨ de confianza y de seguridad, el niño se aísla, replegándose en sí mismo. Ello supone que se ha roto el nexo con el SER , que su enraizamiento en lo profundo se hace mal. Este enraizamiento es la condición previa para que se forme un Yo bien formado, o sea , esa ¨ forma ¨ de existencia humana que le permite al hombre dar testimonio de su SER esencial, en su vida existencial. Si se ha perdido el nexo con el SER, y el hombre no tiene ya otros recursos que su Yo, la consciencia del sí-mismo no tiene base y, por decirlo de algún modo, se le transmite de segunda mano. Karlfried Graf Durckheim
Facebook: Sebastián Segui (Psicología)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario