viernes, 20 de mayo de 2016

El trabajo con los adolescentes, reencontrando lo auténtico

“si en medio de un ataque de emociones nuestro hijo pide que nos vayamos, tenemos que complacerlo hasta cierto punto. Podemos alejarnos pero sin salir de su cuarto, o decirle que lo dejaremos solo durante dos minutos y luego regresaremos para ver cómo está. Pero lo que importa es encontrar la manera de mantenerse a su lado por lo que dure el episodio. O, ¿cómo podrá nuestro hijo deshacerse de lo que le molesta si no hay alguien a quien contarle? De modo que cuando escuchemos... “¡Andate! ¡No te quiero aquí!” tendremos que mantener el equilibrio entre alejarnos un poco para mostrar que le escuchamos y mantenernos lo suficientemente cerca para que los sentimientos puedan seguir saliendo en forma de lágrimas y reproches. Una vez que ha llorado y rabiado, nuestro hijo sentirá un descanso porque ya no tiene que cargar con tanto y estará en mejores condiciones de registrar nuestro amor y nuestra ayuda" Patty Wipfler

Podemos ejercitar la presencia amorosa, sin parlotear tanto, sin sermonear, escucha atenta, liberándonos de las imágenes mentales que impiden ver al otro. Ver al otro y escuchar con interés.





Facebook: Sebastián Segui (Psicología)


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