“Una buena oportunidad para reír, llorar, enojarse, temblar o sudar las emociones, permite sacar de su mochila los sentimientos y ayuda a restaurar el buen juicio. Para darle a un adolescente esta oportunidad, alguien tiene que escucharlo permitiéndole manifestar estos sentimientos sin avergonzarlo, juzgarlo, culparlo ni interrumpirlo. Este proceso que la gente joven utiliza para volver a pensar bien ha sido mal entendido en casi todas las culturas y generaciones. Se le ha tomado como “debilidad de carácter”, “dramatización”, “falta de control”. En realidad, una persona que está llorando, rabiando o riendo está haciendo uso de una habilidad natural para deshacerse de sentimientos perturbadores por medio del desahogo” Patty Wipfler
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