“Podemos promover la confianza, registrar las ocasiones en que nuestro hijo se siente seguro para hablar con nosotros. Este es uno de los grandes cambios en comparación con la manera en que las cosas ocurren cuando son pequeños. Antes, cualquier momento durante el día servía para conectarse bien. Al llegar a la adolescencia, esto tiene que cambiar. Ahora lo que ellos necesitan son momentos más informales y más intensos para conectarse”
“Una madre notó que a veces cuando ella y su hija estaban juntas en el auto, la hija podía hablar y hasta llorar sobre lo difícil que eran las cosas en la escuela. Una vez que esto pasó, a la madre se le había ocurrido dirigirse hacia un parque en vez de ir directamente a casa. Este desvío le tiempo para que la hija siguiera hablando y llorando en un lugar en el que podía hacerlo: el auto. Estando allí, la atención de la madre no estaba tan fija que podría intimidarla. También funcionaba bien para la madre porque al estar ocupada manejando no podía tratar de “resolverle” los problemas a su hija. Simplemente la escuchaba y le dejaba desahogar los sentimientos que la molestaban. Desde entonces, cada vez que la hija empezaba a hablar cuando iban en el auto, la madre se aseguraba que el viaje durara más de lo normal” Patty Wipfler
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