Y, sin embargo, lo triste es que casi todos los hijos de padres así (Narcisistas) han sentido siempre que no los amaban. Lo que estos padres llaman «amor» rara vez se traduce en un comportamiento cálido y afectuoso.
La mayoría de los hijos adultos de estos padres crecen en una tremenda confusión en cuanto a lo que significa el amor y qué clase de sentimiento es. En nombre del amor, sus padres les hicieron cosas que eran exponentes de desamor. Para esos hijos, el amor llegó a ser algo caótico, dramático, fuente de confusión y a menudo de dolor; algo por lo cual debieron renunciar a sus propios sueños y deseos. Obviamente, no es a eso a lo que se llama amor.
Un comportamiento amoroso no destruye, no desequilibra ni provoca autoaborrecimiento. El amor no daña, hace bien; alimenta nuestro bienestar emocional. Cuando alguien nos ama, nos sentimos aceptados, cuidados, valorados y respetados. El auténtico amor crea sentimientos cálidos, placenteros, de seguridad, estabilidad y paz interior.
Una vez que uno entiende lo que es el amor, puede llegar a darse cuenta de que sus padres no podían o no sabían amar, y ésta es una de las verdades más tristes que puede tener que aceptar. Pero cuando uno define y reconoce claramente las limitaciones de sus padres y las pérdidas que sufrió a causa de ellas, abre una puerta en su vida a los seres que llegarán a amarlo como todos merecemos ser amados: de verdad.SUSAN FORWARD
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