El noventa por ciento de las víctimas de incesto jamás le dicen a nadie lo que les ha sucedido, lo que les está sucediendo. Permanecen en silencio no sólo porque tienen miedo de que les hagan daño, sino en buena medida porque temen que la familia se desintegre si ellos denuncian el comportamiento de uno de los progenitores. El incesto puede ser aterrador, pero peor es la idea de ser responsable de la destrucción de la familia. La lealtad familiar constituye una fuerza increíblemente poderosa en la vida de la mayoría de los niños, por más corrompida que pueda estar la familia. SUSAN FORWARD
Hay que agregar que muchas veces hablan y no se les cree o se los humilla nuevamente.
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