jueves, 20 de julio de 2017

POR QUÉ GOLPEAN LOS PADRES A SUS HIJOS?

La mayoría de los que tenemos hijos hemos sentido en un momento u otro el impulso de atizarles un golpe. En ocasiones estos sentimientos pueden cobrar más fuerza, especialmente cuando el niño insiste en llorar, ponerse pesado o desafiarnos. Otras veces, no tiene tanto que ver con el comportamiento del niño como nuestro propio agotamiento o con el nivel de estrés, ansiedad o desdicha que soportamos. Muchos conseguimos resistirnos al impulso de golpear a nuestros hijos, pero, lamentablemente, muchos padres no pueden controlarse.
Aunque en esto sólo caben conjeturas, parece como si los padres propensos al maltrato físico compartieran ciertas características. Primero, adolecen de una falta casi total de control sobre sus impulsos, y agreden a sus hijos porque necesitan descargar sus propios sentimientos, fuertemente negativos. Son padres que; al parecer, se da poca o ninguna cuenta de las consecuencias de lo que están haciendo a sus hijos. Es casi una reacción automática al estrés; el impulso y la acción son una y la misma cosa.
Con frecuencia estas personas provienen a su vez de familias cuya norma era la agresión física. Gran parte de su comportamiento de adultos es una repetición directa de lo que vivieron y aprendieron a temprana edad. Su modelo de rol era un agresor, y la violencia fue el único recurso que aprendieron a usar para enfrentarse con problemas y sentimientos, y especialmente con el enojo.
Muchos padres propensos a los malos tratos físicos llegan a la edad adulta con graves déficits emocionales y con muchas necesidades insatisfechas. Emocionalmente siguen siendo niños. SUSAN FORWARD


Facebook: Sebastián Segui (Psicología)


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