En los años posteriores, comprobé la existencia de un fenómeno similar entre las víctimas de abusos infantiles.
La mayoría de ellas tienen unos remordimientos atroces por las cosas que hicieron para sobrevivir y mantener una conexión con la persona que abusaba de ellas.
Esto es especialmente aplicable si el abusador era una persona cercana al niño, alguien de quien el niño dependía, como suele el caso tan a menudo. El resultado puede ser una confusión sobre si la víctima era víctima o un participante voluntario, lo cual a su vez provoca desconcierto en torno a la diferencia entre amor y terror, dolor y placer.Van der Kolk
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