lunes, 31 de octubre de 2016

Mejor no te metas, nada va a cambiar.

El nombre de esta angustia hasta ahora no enfrentada es “impotencia.”
Aparece en cada caso de opresión. Se dramatiza a sí misma en cada ausencia de iniciativa, cada vez que no se actúa frente a la evidencia.
Sabemos desde hace ya cierto tiempo que la verdadera esencia de los seres humanos implica tomar iniciativas y avanzar agresivamente frente a los problemas. Hemos sabido que el comportamiento casi universal de no proceder decisivamente contenía algo equivocado. ¿Qué puede tener de equivocado? Si es algo distinto de la naturaleza inherente a los seres humanos tiene que ser un patrón de angustia. Si es un patrón tiene que ser un patrón crónico muy difundido, casi universal. Y debe ser seguramente un patrón crónico muy fuerte para poder explicar la enorme cantidad de pasividad y apatía existentes en la población de este mundo. ¡Por supuesto! Todos los seres humanos que conocemos (incluidos los más privilegiados), cuando niños/as, debieron sufrir una larga serie de experiencias devastadoras donde tanto su autodeterminación como sus decisiones respecto a la propia conducta se vieron desvalorizadas. Todos/as traemos al nacer la idea de que estamos a cargo de nuestro universo, una plena expectativa de un universo racional y cooperativo esperando por nosotros/ nosotras, preparado para concretar nuestros deseos. Un/ una recién nacido/a no es impotente. Posee una voz muy poderosa. En un ambiente racional esa voz sería suficiente para la inmediata realización de una acción para satisfacer los deseos del/de la infante. Los sentimientos intuitivos que tiene un/a niño/a acerca de estar plenamente a cargo deberían estar de acuerdo a la realidad. Pero el entorno al cual llega el/la recién nacido/a es una pseudo-realidad muy confusa y enmarañada por la angustia. Esperando encontrarse con seres humanos tiene en lugar de ello que enfrentarse con patrones de angustia. Esperando cooperación y amor recibe en lugar de ello desvalorización y oposición. No es sorprendente entonces que cuando haya crecido él o ella sienta profunda y crónicamente que “no hay nada ya que yo pueda hacer,” “no se puede luchar contra el gobierno,” “haré lo que me digan,” o expresiones similares de desaliento, desesperación, apatía y derrotismo. Esta acumulación derrotista de heridas tempranas es en realidad la estructura maligna subyacente en casi todos los patrones de angustia, tanto los patrones de opresión como los de desvalorización individual. Harvey Jackins



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viernes, 28 de octubre de 2016

Judo con palabras, decir No. Punto

Los mejores timadores consiguen que la víctima quiera participar.
(se llama asociación forzada y se basa en que todos tenemos confianza en los demás y queremos agradar socialmente, los perpetradores lo saben y lo utilizan para lograr controlarnos)
Cuando la gente dice la verdad, no piensan que alguien les está poniendo en duda, de modo que no tienen la necesidad de dar información adicional en forma de detalles.
La defensa es ésta: cuando alguien dice “lo prometo” (es la última vez que te insulto, o agarro mis cosas y me voy nada más, o quiero verte una vez más y te dejo tranquila), tú debes responder (al menos mentalmente) “tienes razón, tengo dudas sobre confiar en ti, tal vez por algún buen motivo. Gracias por hacérmelo ver”
En efecto, la promesa es un espejo en el que se tiene una segunda iportunidad de ver tu propia señal intuitiva, la promesa es la imagen y el reflejo de tu duda. Desconfia siempre, en todos los contextos, de una persona no solicitada.
“No” es una palabra que nunca debe negociar, ya que la persona que decide no oírla está intentando controlarte.
El hombre que se acerca a una mujer en el estacionamiento cuando ésta mete la compra en el maletero del coche y le ofrece su ayuda puede ser un caballero o puede estar manteniendo una entrevista (seleccionando víctima). La mujer cuyos hombros se tensan levemente, que parece intimidada y dice con timidez: “No, gracias, creo que lo tengo controlado”, puede ser su víctima. A la inversa, la mujer que se vuelve hacia él, levanta las manos para indicar “alto, y dice directamente “No quiero su ayuda”, tiene menos probabilidad de convertirse en víctima. Gavin de Becker

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jueves, 27 de octubre de 2016

¿Por qué desarrollan las personas una fobia a la experiencia interna?

Generalmente la fobia a la experiencia interna se desarrolla por tres diferentes razones. En primer lugar, muchas personas que fueron traumatizadas en su temprana infancia no obtuvieron mucha ayuda para aprender a entender y afrontar intensas experiencias internas típicas como las emociones abrumadoras. Recibieron muy poca
ayuda y seguridad tranquilizadora de las personas a su cargo. En consecuencia, se sienten fácilmente abrumadas, simplemente porque no entienden estas experiencias y las viven como incontrolables.
En segundo lugar, las personas tienden a valorar su experiencia interna como “buena” o “mala”. A continuación se etiquetan del mismo modo: “La cólera es mala y peligrosa; por tanto, si siento cólera, es que soy una mala persona y soy peligrosa”. “Solo las personas que no merecen ser queridas y carecen de valor sienten vergüenza, por tanto, si siento vergüenza, soy un fracaso y no soy digno de ser querido”. Por supuesto, todos queremos lo que es bueno y agradable y queremos evitar lo que es doloroso, del mismo modo que queremos ser buenas y no malas personas. Pero nuestras experiencias internas no es lo que nos hace buenos o malos; simplemente constituyen una parte natural del mundo interno de todo el mundo. Por último, determinadas experiencias internas nos sirven de recordatorios de experiencias traumáticas del pasado o como señales de que algo terrible está a punto de suceder. Por ejemplo, cuando algunas personas, o partes disociadas de ellas, sienten ansiedad, la emoción y las sensaciones físicas pueden recordarles inmediatamente, aunque sea únicamente en un nivel inconsciente, el miedo que sintieron cuando fueron heridas en el pasado. De este modo, intentan evitar sentir ansiedad para que no les vuelvan los recuerdos traumáticos no resueltos. Otras pueden percibir la experiencia interna como una señal de que algo va a salir mal. Por ejemplo, una persona que siente tristeza puede creer o simplemente tener la sensación de que esta emoción precede a una experiencia abrumadora de desesperación, falta de bienestar y sentimiento de soledad. En consecuencia, se evita la tristeza para impedir que sobrevenga la otra experiencia esperada y realmente difícil de sobrellevar. La paradoja dolorosa es que lo que con tanto sufrimiento se anticipa y se evita probablemente no tendría lugar si se aceptase y se viviese con tranquilidad el sentimiento de tristeza del momento. Boon y Steele




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miércoles, 26 de octubre de 2016

Enfermar

La enfermedad suele ser, en la vida de las personas, un vacío de amor, lo que se traduce en una disarmonía psicosomática. Psicológicamente y físicamente la enfermedad es una demanda de amor. Dr Escudero
La pregunta que podemos hacernos es cómo amarnos si no aprendimos tempranamente sobre el amor? La respuesta que hoy encuentro es; aceptando y tratando con compasión cada aspecto de nosotros mismos. El amor es posible como un proceso gradual de integración, aceptación amorosa que nos lleva a una ecología interna-externa.



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martes, 25 de octubre de 2016

Buen trato primero

Los adultos tenemos un enorme miedo a perder autoridad, a que los chicos "se suban por el chorro" "les demos la mano y nos agarren el codo". La mayoría piensa que ser acogedor es mostrar el lado débil, confunde al niño y favorece su mala conducta. Ignoran que los adultos serenos, acogedores y respetuosos tienen un poderoso dominio sobre los niños: una autoridad sustentada en el respeto y el cariño a toda prueba. El verdadero dominio no es el poder de la fuerza y el control coercitivo, sino el poder de una autoridad legítimamente ganada. Y en la educación para la vida, la autoridad de un adulto sobre un niño se construye con respeto, cariño y presencia acogedora.
En los adultos está demasiado arraigada la desconfianza, un atávico temor a la mala intención. Actuamos con los niños aplicando el principio de la mala fe. Céspedes Amanda



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lunes, 24 de octubre de 2016

Construir la paz desde el buen trato



Sería urgente concebir un plan para instruir a todas las capas de la población. Desgraciadamente casi nadie estaría interesado, porque casi todo el mundo sufrió agresiones durante su niñez y tuvo que aprender a creer que eran por su bien. La mayoría de las personas defienden toda su vida tales creencias y educan a sus hijos como ellos fueron educados. Así se protegen de conocer la verdad, de saber que, cuando eran niños indefensos, fueron maltratados. No quieren en ningún caso ser conscientes de que con cada golpe maltratan a su hijo y lo perjudican para el resto de su vida, aunque sólo sea porque anulan su capacidad para sentir empatía y para reflexionar con lógica. […] No quieren ver la verdad o le tienen miedo, porque temen siempre que sus padres o Dios, que representa a sus padres, los castigue.[..]
No podemos culpar a nuestros padres y abuelos por habernos heredado mensajes equivocados, porque ellos no tenían una mejor información disponible en ese momento. Pero nosotros la tenemos hoy en día y no podremos proclamarnos inocentes cuando la siguiente generación nos culpe por haber rechazado la información que teníamos disponible y que era fácil de entender. Alice Miller

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Construir la paz desde el buen trato



Sería urgente concebir un plan para instruir a todas las capas de la población. Desgraciadamente casi nadie estaría interesado, porque casi todo el mundo sufrió agresiones durante su niñez y tuvo que aprender a creer que eran por su bien. La mayoría de las personas defienden toda su vida tales creencias y educan a sus hijos como ellos fueron educados. Así se protegen de conocer la verdad, de saber que, cuando eran niños indefensos, fueron maltratados. No quieren en ningún caso ser conscientes de que con cada golpe maltratan a su hijo y lo perjudican para el resto de su vida, aunque sólo sea porque anulan su capacidad para sentir empatía y para reflexionar con lógica. […] No quieren ver la verdad o le tienen miedo, porque temen siempre que sus padres o Dios, que representa a sus padres, los castigue.[..]
No podemos culpar a nuestros padres y abuelos por habernos heredado mensajes equivocados, porque ellos no tenían una mejor información disponible en ese momento. Pero nosotros la tenemos hoy en día y no podremos proclamarnos inocentes cuando la siguiente generación nos culpe por haber rechazado la información que teníamos disponible y que era fácil de entender. Alice Miller

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viernes, 21 de octubre de 2016

Meditación

El sentimiento de plenitud que aparece en el fondo, y que se manifiesta en la respiración, se puede vivir a muy diferentes niveles. Todos los grados de transparencia (ya está ahí desde que nacemos) son posibles, desde las manifestaciones apenas perceptibles, que tan pronto se sienten desaparecen, hasta las Grandes Experiencias que sumen al hombre, desde el simple fulgor hasta la sensación persistente. Lo esencial es que el hombre se ejercite(observar las sensaciones corporales), de una parte, en percibir las más discretas manifestaciones sin tratar de fijarlas, ni hacerlas durables, y que de otra, aprenda a recibir esta experiencia como un don, sin esperar nunca que este don se dé, y sobre todo, sin quererlo jamás provocar (dejar la cabeza a un lado) K.G. Durckheim


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miércoles, 19 de octubre de 2016

Proceso de psicoterapia

Carl Rogers descubrió en la práctica, cómo puede ayudársele al individuo para vencer el paradigma de la represión. Su descubrimiento consiste en que la defensividad y la resistencia se obvian cuando se le responde al individuo “dentro de su propio marco de referencia”. Esto significa que la respuesta del psicoterapeuta se refiere a algo que siempre está directamente presente en la propia conciencia momentánea del individuo. Rogers encontró que aún si el terapeuta no hiciera más que reflejar la comunicación del cliente; es decir, si el terapeuta muestra claramente que captó y entendió exactamente la comunicación del cliente momento a momento, un proceso profundo de cambio y llevado por sí mismo comenzaba a darse para continuar luego el cliente por su cuenta. Sucede “algo” en el individuo cuando él es entendido de esta manera. Un cambio seguro cobra forma cuando él confronta algo en un momento dado. Algo determinado se libera. Más tarde el cliente agregará algo más, y tendrá algo más que decir; y si nuevamente es entendido y captado, algo aún posterior emerge, lo cual el sujeto ni siquiera había pensado alguna vez decir (o no era capaz de pensar) ni en esa precisa forma, secuencia, y expresiones en que se dio en una sesión de terapia. Gendlin



La imagen significa que el paciente es la cabeza (cometa) del proceso terapéutico, y el terapeuta es la cola (cometa), es decir sigue y acompaña el proceso del paciente. La dirección es desconocida va emergiendo de momento a momento en la experiencia interna del paciente.

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martes, 18 de octubre de 2016

Los recuerdos traumáticos pueden incluir sentimientos intensos o sobrecogedores, como pánico, rabia, vergüenza, pérdida, culpa y desesperación; creencias y pensamientos conflictivos; sensaciones físicas como dolor; imágenes visuales, sonidos y olores; y también comportamientos como huida, lucha, parálisis o desconexión. Cada
uno de estos aspectos de la memoria traumática puede ocurrir de manera simultánea, sucesiva o separada en diferentes momentos. Normalmente, estas reacciones no son apropiadas para la situación actual o son bastante más intensas de lo que la situación exige. Boon y Steele



Doy testimonio personal que todo se puede transformar, a la distancia mirando en retrospectiva, (cuando estás empantanado no crees que puedas salir!) me parece increíble haber salido de determinados lugares y síntomas, es un trabajo gradual, no creo en las soluciones mágicas, simplemente no existen, .la vida es un proceso, de a poco, sostenidamente se va avanzando hacia lo auténtico. Tampoco creo en una cumbre a la que llegar, sería aburrido y decepcionante pensar en una finalidad o destino pre escrito. Cada persona se abre a su propio proceso, único, y es la misma persona la que puede saber realmente la dirección. No hay perfección, ni lugar cumbre, la vida es proceso continuo.

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lunes, 17 de octubre de 2016

Elegí ser padre, por amor

,primero a mi pareja, luego deseando a mis hijos, planificando la familia, y amando a mis hijos como un proceso de descubrir y conocer que son personas únicas con sus propios deseos y necesidades.(..)

¿Tenemos derecho a traer un niño al mundo y olvidar nuestro deber? Un niño no es un juguete, ni un gatito (los animales también requieren cuidado,respeto y amor), sino un puñado de necesidades que necesita mucha dedicación para poder desarrollar sus potencialidades. Si no se está dispuesto a brindarle esa dedicación, no hay que traerlo al mundo. Alice Miller
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viernes, 14 de octubre de 2016

Muro de plástico

Usamos el término muro de plástico, en vez de muro, para diferenciar grados de aislamiento emocional. Los sobrevivientes de abuso traumático llegan a ser totalmente aislados emocionalmente. Todos los terapeutas han trabajado con personas que se permiten no sentir nada en absoluto y no permiten que alguien se les acerque emocionalmente [..] Pero el sobreviviente que erige un muro de plástico es diferente. Estas personas tienen "aperturas" a través de sus paredes y son capaces de compartir una relación amorosa e íntima. Son buenos padres, esposos(as), amantes o buenos amigos(as)- hasta que algo sucede. Por regla general, suele ser una combinación de varios factores, el resurgimiento del factor estresante original o la amenaza de un mecanismo de defensa bien establecido. Por ejemplo, cuando la pareja de estas personas se queja que trabajan demasiadas horas (en defensa contra su sentimiento de incompetencia) o beben demasiado vino en las fiestas (su manera de relajarse) o se acuestan demasiado tarde para hacer el amor (su manera de lidiar con los sentimientos personales de falta de atracción), el muro de plástico suele erigirse. S Donaldson-Pressman, R M. Pressman


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jueves, 13 de octubre de 2016

Abuso

Cuando las personas han sufrido abuso por parte de otros, a menudo experimentan dolor en su cuerpo, así como sufrimiento emocional y, por supuesto, el dolor emocional puede experimentarse intensamente en el plano físico del cuerpo. Por tanto, los supervivientes a veces se condicionan para evitar su cuerpo con el fin de evitar el dolor y el sufrimiento.
Otros tienden a culpabilizar a su cuerpo como si fuera la causa del abuso, sintiendo por consiguiente terrible vergüenza.[...]
A algunas personas que sufrieron abuso sexual se les pudo haber dicho que su cuerpo era bonito; en consecuencia se culpan a sí mismas de lo que ocurrió: “¡Si no hubiera tenido un cuerpo tan hermoso!”. Pueden desarrollar vergüenza y odio por su cuerpo.
Por ejemplo, algunas mujeres (o partes de ellas) llegan a odiar cualquier aspecto femenino de su cuerpo. Han asociado ser mujer con sufrir abuso: “Las niñas sufren abusos; por tanto, odio ser una niña. Mi cuerpo es malo porque es de mujer”.Boon y Steele

(en la pintura podemos ver la disociación como mecanismo de supervivencia, el cuerpo flota, no siente, no recuerda, o recuerda sin emoción, o fragmenta la experiencia)


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