Es una gran suerte que nuestros hijos lo adviertan y puedan decírnoslo, que nos den la oportunidad de ver nuestras omisiones y nuestros fallos y de pedir disculpas. Entonces les será posible desechar las cadenas del poder, la discriminación y el desprecio que vienen transmitiéndose de generación en generación. No tendrán ya necesidad de defenderse de la impotencia ante el poder cuando su impotencia temprana y su rabia se conviertan en vivencia consciente Alice Miller
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