Si fuésemos capaces de reconocer estás causas no enfermaríamos , porque sabríamos que nuestra madre o nuestro padre ya no tiene autoridad sobre nosotros y ya no nos puede pegar.
En la mayoría de los casos no conocemos los orígenes de nuestros sufrimientos , porque una completa amnesia oculta el recuerdo de las palizas recibidas, para, en primer lugar, proteger el cerebro del niño.
Pero esta amnesia es nefasta porque se convierte en crónica, y nubla nuestra orientación.
A pesar que nos protege de los recuerdos, no puede defendernos de los síntomas más graves, como por ejemplo, el miedo, que nos advierten una y otra vez de peligros que ya no existen.
Estos peligros eran reales antes, por ejemplo cuando la madre pegaba a la niña de seis meses para enseñarle a ser obediente. Como los demás la niña sobrevive a estos azotes, pero a la edad de 46 años padece quizás problemas de corazón. Alice Miller
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